EDITORIAL

Hay acciones que, por su riqueza y trascendencia, llegan a marcar un hito. Esas son las que guardamos en la mente durante muchos años y valoramos por su aporte a la comunidad.

Durante el mes de noviembre, recibimos en Chile a la escritora y traductora Željka Lovrenčić. La destacada hispanista croata nos trajo un mensaje enorme y cariñoso de identidad y cultura. Lo hizo a través de la poesía, participando junto a nosotros en las múltiples actividades de las que hemos informado en nuestras redes de comunicación. Su presente misión se conjugó con aquella que hemos venido planteando desde hace tiempo: construir puentes sobre el mar; caminos sólidos que nos permitan transitar en ambas direcciones y que puedan reforzar la unión entre los dos países. Puentes que acerquen espiritual y afectivamente a las dos naciones.

Su gira por Santiago y Viña del Mar ha dado aún más sentido al trabajo previo efectuado por el CPEAC para recibirla y elaborar un programa amplio que permitiera difundir no solamente las obras que fueron presentadas, sino la cultura croata y la hermandad entre los dos países.

Las actividades programadas resultaron exitosas. Las instituciones que fueron asociadas a estos eventos fueron de realce y excelencia: Presidencia de la República, Universidad Católica, Sociedad de Escritores, Fundación Iberoamericana, Palacio Rioja y las organizaciones hermanas de Santiago y Valparaíso. Este éxito ha sido apreciado por la prenda chilena y croata, y reconocido ampliamente también por nuestros socios.

Desde hace varios años, el Círculo de profesionales ha abrazado la cultura y específicamente la literatura como un eje importante del desarrollo de las relaciones con Croacia. Por su intermedio, el idioma, la historia, el arte, la identidad... son transmitidas a la comunidad chilena-croata y a Chile.

Dentro de la comunidad de ascendencia croata contamos con destacados representantes, hoy reconocidos en el mundo entero por sus obras. El más reciente, nuestro flamante Premio Nacional de Literatura 2025, Ramón Díaz Eterović. Ellos son los agentes de los intercambios y a ellos se suman los destacados croatas que nos visitan y dejan en alto el nombre de Croacia.

Nos espera un nuevo desafío en este mismo ámbito de la cultura. Es aquel que impulsamos juntos a otras organizaciones de la comunidad, y que se materializará durante el primer semestre del próximo año con el monumento al inmigrante croata.

Un hito en la amistad entre Chile y Croacia

La mayoría de los turistas que visitaron Croacia durante el verano europeo ya han regresado a sus hogares. Este año, hemos podido apreciar la presencia de numerosos chilenos en las costas de Dalmacia, así como también argentinos, brasileños y mexicanos. Seguramente todos han vuelto felices de lo visto y lo vivido. Conversando con algunos de ellos, destacan unánimemente el cariño a flor de piel que han recibido por parte de parientes o simplemente de la gente con la que se cruzaron en plazas, calles y mercados. Es un hecho indesmentible: Croacia atrae y cautiva mucho más allá de su paisaje natural.

En nuestro país, el mes de septiembre nos trajo una noticia de gran regocijo, sobre todo para los descendientes de croatas. Nuestro socio y amigo, el talentoso escritor Ramón Díaz Etérovic, poeta, cuentista y novelista, fue designado con el Premio Nacional de Literatura. Motivo de alegría y orgullo para toda la comunidad. Ramón se suma a una larga lista de descendientes de croatas que han alcanzado esta magna distinción: Ernesto Livacic, Roque Esteban Scapa, Lenka Franulic, Fabian e Ivan Jaksic, Patricia Stambuk, Eric Goles, Antonio Skarmeta.

Octubre será un mes relevante para nuestra institución. Primeramente, porque cumplimos sesenta años de existencia, y el hecho es, en sí mismo, significativo. Nos inscribimos en una historia hecha por otros profesionales y empresarios; la respetamos, la valoramos y la asumimos plenamente como nuestra. Es sobre ella que sembramos para el futuro. Las generaciones que nos han antecedido supieron hacer del CPEAC una organización representativa, activa y solidaria. Su trayectoria de identidad, apoyo a Croacia y a sus descendientes, ha sido altamente valorada en ambos países. No podemos entonces dejar de agradecer a esos precursores que tanto entregaron a la comunidad. Nuestra gratitud será permanente.

Octubre será también el mes en el que presentemos el nuevo sitio web institucional renovado y nos reunamos para realizar nuestra asamblea general ordinaria, la que deberá pronunciarse acerca de la gestión del directorio y elegir a sus nuevos representantes. Momento cúspide al que ya hemos llamado a participar a los miembros activos y que esperamos desarrollar en las mejores condiciones. Abogamos por una participación que legitime la instancia.

En coherencia con las orientaciones del Directorio, las que ya hemos manifestado en comentarios anteriores, reiteramos que el CPEAC persigue la renovación permanente de sus acciones y la de sus miembros. La identidad croata de la cuarta generación no se expresa de la misma forma que la de quienes nacieron de padres o madres croatas o de los que compartieron lengua y cultura en los brazos de sus abuelos. La identidad de los más jóvenes es un proceso paulatino al cual podemos contribuir con acciones de acercamiento e incremento de vínculos con Croacia: conocer su historia, primeramente y, ojalá, estudiar el idioma. Saber, por cierto, valorar a la nación más allá de sus fronteras, crear redes que faciliten nuevos vínculos, intercambiar e interactuar con Croacia y su diáspora, expresar nuestra solidaridad conjuntamente, como comunidad, son algunos de los ejes que requieren una mayor dedicación dentro del CPEAC y de las instituciones hermanas.

Entendemos que nuestra vigencia pasa necesariamente por asociar a otras generaciones que puedan relevarnos. Serán ellas las encargadas de apropiarse del legado recibido por nosotros y de llevar esta nave a nuevos puertos, algunos aún sin descubrir. Innovar es la misión complementaria que debemos también asumir. Nuestra eficiencia como organización de profesionales debe necesariamente calzar con los tiempos que vivimos.

Renovar es permanecer